Morfología urbana y tipología de viviendas

Hace unos 170 años el pueblo de La Hija de Dios no existía como tal. Había unas 10 casas que formaban un barrio del núcleo de Belmonte, perteneciente a su vez a la parroquia de Narros del Puerto. Belmonte lo formaban en total 58 casas, dicen que malas, y existía una taberna, una casa consistorial y la Ermita de San Miguel. (Pascual Madoz, «Diccionario geográfico e histórico de España y sus posesiones de ultramar», 1845-1850).

Como todos sabemos, el barrio La Hija de Dios se convirtió en pueblo, con su Ayuntamiento propio, y Belmonte como tal, desapareció, quedando solo su nombre en la Asociación vecinal del municipio.

La historia del nombre de La Hija d Dios es de sobra conocida, pero la resumiremos pese a no ser el objeto de esta entrada: la taberna que había la regentaba un hombre apellidado «Dios», que al morir heredó su hija. A este lugar se referían los arrieros y transeúntes, al preguntarse donde iban a parar, «donde la hija del tío Dios», lo que derivó en el nombre del pueblo.

Centrándonos en la arquitectura del pueblo, podemos afirmar orgullosos que hay cantidad de rincones y detalles por los que parece que no ha pasado el tiempo. Otros, sin embargo, han envejecido peor por su abandono, pero también tienen su encanto, como reminiscencias de épocas pasadas. Por otro lado, otros lugares se han conservado y restaurado, llegando hasta nuestros días impecables y con la esencia de estas tierras, como es el caso de los enormes portalones, que a mí personalmente me tienen fascinada. Y no olvidemos los detalles de ciertas chimeneas, las vigas de madera, los carros, callejones, bancos, portales y ventanas.

Las viviendas, consideradas serranas, se agrupaban tradicionalmente en dos tipos: las de corral delantero (que dejaba oculta la fachada) y la de fachada a la calle (algunas de ella con el portalillo característico).

Asimismo, quedan restos de lo que fueron las tenadas, a parte de la que hay recreada en uno de los dos accesos al pueblo, siendo un elemento que definía el caserío: vemos los pilares o monolitos en muchos solares y alguna cubierta de ramos o ramajes, que hace mucho que no se reponen y el musgo creciente da fe de ello.

Pero toda la información que ha llegado a mis manos no tiene comparación con el testimonio que nuestra vecina Martina me ofreció: muchas de estas casas, las casas de piedra granítica más antiguas, están hechas a mano, talladas a mano, con mucho esfuerzo, tesón y habilidad. Nos contaba una mañana soleada de otoño, frente a su casa, que esta fue construida por su marido allá por los años 70, partiendo las rocas con cuñas. Metían las cuñas en las piedras, en lo que llaman «barranquitos», y «a porrazos» las rompían. Y luego ya, hacían la pared.

Por último, comentar que el eje vertebrador de este caserío en torno a a la Calle Carretera responde a la histórica vía de comunicación Calzadilla de Niharra, algunos de cuyos hitos o mojones aún podemos observar en sus laterales, de origen romano, que pasó a ser el Cordel de Ávila, que comunicaba el Puerto del Pico con el Valle Amblés y la Real Cañada Leonesa Occidental.

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