Contrato de arrendamiento del Coto Redondo de La Hija de Dios

(V Parte)

Fecha de la firma: 1 de enero de 1913

“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza.”

Leonardo Da Vinci.

En esta quinta y última parte, terminaremos con el análisis de las cláusulas centradas en las figuras de control: el diputado, el depositario de las multas, el guarda, el celador y el celador de aguas. Algunos eran nombrados de entre el grupo de colonos.

El diputado se encargaba de transmitir los acuerdos entre los propietarios y la juntad de colonos al resto de arrendatarios:

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Y era elegido de entre los colonos por los propietarios:

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Por otro lado, en la siguiente cláusula, aparece la figura recaudatoria de multas: el depositario.

Había también un guarda, cuya casa y pegujal (pequeño huerto) quedaban excluidos de las tierras alquiladas, además del molino harinero que ya dijimos que seguía siendo de los propietarios:

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Dicho guarda, tenía derecho, además, a regar y a tener una res vacuna, una “caballar” o “asnal” y tres de “cerda”, siempre que fueran de su propiedad. Reparamos aquí en los cambios de nuestro idioma en los últimos 100 años:

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Por otro lado, aparece la figura del inspector celador. Ya vimos en la tercera parte, décima cláusula, que las labores de riego exigían la supervisión de un celador de aguas, pero en el siguiente apartado vemos cómo había un celador que debía controlar todo, cargo de gran poder:

Finalmente, la última cláusula ofrecía la posibilidad de elevar el contrato a escritura pública si alguna de las partes hubiera querido, junto con la fecha de firma del contrato que ya vimos en la I Parte:

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Espero que este testimonio del pasado reciente nos ayude a entender cómo funcionaba un contrato de arrendamiento de unas tierras hace unos 100 años y que sepamos leer entre líneas todos los aspectos que de él se derivan, a nivel económico, social, cultural, demográfico, territorial, etc. Esta época, 1913, es el germen de la propiedad de nuestras familias, ya que hasta 1941 no se hizo efectiva una compra-venta entre los colonos y los dueños del término de La Hija de Dios.

Espero que este documento del pasado nos abra la mente en el presente para seguir avanzando y trabajando, siempre con el objetivo de la preservación de estas tierras y su patrimonio, tanto material como inmaterial.

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